EL NACIONAL
El avión de furia y desengaño que se aleja de la
inocencia
La muestra de
Valerie Brathwaite, que surgió en los años noventa, aborda los conflictos
bélicos, ideológicos y religiosos que enfrentan a la sociedad manteniendo
vigencia. Se presenta en El Anexo/Arte Contemporáneo hasta agosto
Por MERCEDES ROLINGSON |
FEBRESMROLINGSON@EL-NACIONAL.COM | @MERCEROLINGSON
FOTO: MANUEL SARDÁ
29 DE JUNIO DE 2018 01:15 AM
Un mundo convulsionado produce un arte más
sincero, cargado de realidades. Un avioncito que se estrelló de frente contra
las preocupaciones de la actualidad: guerras, hambrunas, economía colapsada.
Nació como un despertar de Valerie Brathwaite ante la vida durante década de
los noventa en donde dejó atrás una visión inocente para comprender lo que
sucedía a su alrededor.
El avión está
inspirado en el juego infantil de la rayuela. Después de un frustrado viaje a
Yugoslavia, en donde Brathwaite esperaba encontrarse con viejas amistades, la
artista recibió una invitación para exponer en la sede del Banco Unión. Decidió
presentar una muestra allí un collage de revistas y periódicos, que tiene como
soporte madera, en los que capturó problemas de la sociedad de entonces.
Conflictos que son los mismos, esta vez en otros lugares y
circunstancias.
La artista plástico, nacida en 1942 en Trinidad y
Tobago, llegó a Venezuela en 1969. Inició sus estudios artísticos en el Hornsey
College of Arts and Crafts de Londres entre 1958 y 1960; luego estuvo en el
Departamento de Escultura del Royal College of Art, en la misma ciudad; de ahí
se mudó a París, donde asistió a L’Ecole des Beaux Art. Brathwaite recuerda
este momento con mucho cariño entre arte, charlas sobre los países que luchaban
por su independencia y marchas con motivaciones diferentes. Pero en sus viajes
de los noventa se encuentra una realidad diferente: jóvenes con cabezas rapadas
y la esvástica por todos lados.
“Viendo esta esvástica en Inglaterra, donde en
los sesenta yo la pasé tan bien, con esa decepción de no poder ir a Yugoslavia
porque estaba en guerra, comencé El avión. Muy influenciada
por las revistas Newsweek y Times, en esa
época comencé a ver el mundo desde otro punto de vista. Tantos países tienen
problemas por raza o por religión y doy cuenta de que esto inicia con
‘ismos’: comunismo, capitalismo, catolicismo; con cualquier ismo siempre hay
una guerra atrás”, explica Brathwaite.
Como si se tratara de un juego en el que al
crecer el ser humano se deslastra de su inocencia, en la obra de Brathwaite se
produce una transición entre lo seguro de un juego de niños a lo incierto de la
vida adulta: “Yo decido jugar en El avión, no con la alegría y la
inocencia de un niño, sino con la furia de un adulto que ve su mundo totalmente
cambiado. Yo disfruté tanto Europa como estudiante, conocí personas de muchos
lugares y razas diferentes. Estaba en los sesenta, y en ese momento pensábamos
que el mundo iba a ser mejor. Después hago estos viajes y me doy cuenta de que
el mundo era mucho mejor antes de lo que estaba sucediendo a mediados de los
noventa”.
El avión estará en
El Anexo/Arte Contemporáneo hasta el 5 de agosto; en la muestra se observan
guiños a aquella época, un plato vacío, un turbante como referencia a los
conflictos musulmanes, una esvástica y un símbolo del dólar, pues Braithwaite
considera que la raíz de los conflictos está precisamente en el dinero.
Para la artista, una de las cosas más duras es
haber visto a una muchacha joven, hermosa y bien vestida hurgando en la basura
tratando de encontrar algo que comer. “No se deben aceptar en la sociedad las
cosas que no funcionan y esa culpa es individual. Es más fácil criticar al
gobierno, pero nadie ve lo que hace cada uno para que las cosas no funcionen”,
señala.
Considera que en el país todavía queda mucha
gente inocente, quizá como un mecanismo de protección, quizá por
indiferencia. “Yo creo que es muy difícil enfrentar el miedo, así que es
mejor para algunos ignorar ciertas cosas”, finaliza Braithwaite.
http://www.el-nacional.com/noticias/entretenimiento/avion-furia-desengano-que-aleja-inocencia_241942
La artista inaugura el domingo en El Anexo/Arte
Contemporáneo
21/06/2018 01:00 am
El domingo, a
las 11:00 am, la galería El Anexo/Arte Contemporáneo, ubicada en la avenida Los
Chaguaramos de la Alta Florida, inaugurará la muestra "El avión", con
obras de la artista Valerie Brathwaite, quien parte de la parábola de que todo
lo vinculado con el hombre y la sociedad es un juego -incluyendo las guerras,
el hambre y la indefensión- para crear piezas que a través de técnicas como el
collage, la imagen documental, la textualidad y la gestualidad pictórica,
hablan de su propia experiencia en el juego de la vida.
Pero Brathwaite
mueve ese tablero de juego a su antojo para pasar de la simulación lúdica a la
confrontación real, del deseo a la sobrevivencia. Se basa en la estructura
gráfica de uno de sus juegos predilectos de la infancia, dentro de cuya
retícula ha intercalado imágenes, letreros y signos que delatan un panorama de
incertidumbres, conflictos y decepciones que marcan la pérdida de la inocencia.
La artista
recuerda la emoción que le producía este divertimento durante su niñez, pero también
lo que significó para ella el reconocer que el juego de la vida no era tan
placentero y que en lugar de gratificaciones y afectos lo que hay es
insensatez, discriminación, muerte, chauvinismo, intolerancia, xenofobia.
Con esta
propuesta -muy puntual en su trayectoria creativa-, Brathwaite se aparta
momentáneamente de los elementos característicos de su producción, comúnmente
centrada en el manejo de formas orgánicas de alta depuración sensible.
Este trabajo,
tal como sugiere la artista, implica el tránsito del mundo hechizado de las
artes al territorio agónico de una humanidad convulsionada. Supone un punto de
inflexión en la postura de la artista que reemplaza, al menos temporalmente, el
sofisticado imaginario de las formas que la distinguen, por una iconografía
surgida de la hostilidad y el sobresalto confrontador de las imágenes.
En "El
avión", la artista nos muestra el reverso del espejo del país de las
maravillas, donde la realidad se hace visible.
EL NACIONAL
Nelson
Garrido forja una metáfora del país con desechos en In-macula-das
El artista vuelve a
romper los límites entre la fotografía y las artes plásticas en una muestra en
la que toma basura y extrae de ella un lenguaje artístico
Por ABRAHAM SALAZAR
La
transgresión es una característica que define el trabajo de Nelson Garrido. La
fotografía y la plástica han sido las fuentes de creación de un artista que
intenta alejarse de los encasillamientos y deja que sea el encuentro del
espectador con su pieza el que hable. In-macula-das es su más
reciente exposición en la que vuelve a romper los límites que separan la
creación plástica de la fotográfica y presenta una metáfora de la realidad
nacional.
En
la galería El Anexo se exponen 41 máculas de un grupo de miles que el equipo de
Garrido fue forjando a partir del proceso de producción editorial de la
antología de fotografía Nelson Garrido, una publicación
editada por la casa editorial La Cueva, que fue presentada en febrero de este
año.
“En
diciembre de 2016 fui a supervisar el proceso de impresión del libro”, narra
Garrido. “Me di cuenta de que utilizaban pliegos reciclados para probar las
impresoras y ver si la imagen estaba bien. Me quedé fascinado con lo que
pasaba: era una superposición de imágenes que permitía adentrarse en otro tipo
de lenguaje a partir de otras obras. Uno veía, por ejemplo, a Simón Bolívar con
un cochino muerto encima. Allí había una posibilidad plástica interesante”,
agrega el artista.
El
erotismo, la religión, la muerte y la violencia han sido temas de base frecuentes
en la producción del fotógrafo. La sangre, los animales muertos y los desnudos
son imágenes que se repiten y se presentan conectadas con referentes del arte
sacro, la cultura popular y la historia del arte sobre soportes diferentes como
papel fotográfico, escenografía teatral o piezas de instalaciones. De allí que
no sea accidental el hecho de que tome en esta oportunidad material de desecho
para montar una exposición.
“Yo
no inventé las impresoras ni las máculas, eso siempre ha existido y forman parte
del proceso editorial. Es un material de desecho, que sobra, que se recicla; lo
que yo hice fue seleccionar y mostrar el lenguaje poético que hay en cada uno
de esos pliegos de tinta superpuesta. Cada imagen tiene referentes distintos y
cuando se colocan una sobre otra se va dotando de sentido a la composición
entera”, indica Garrido.
El
fotógrafo, además de reafirmar la existencia de un lenguaje artístico, expresa
que su trabajo funciona como una alegoría del contexto social y económico de
Venezuela en el presente. “Es una metáfora de lo que nos ocurre: la gente está
comiendo de la basura. No es casualidad que el arte también salga de los
desechos. El trabajo es producto de nuestra ruptura con las cosas. Cómo podemos
transformar la basura en algo que no es, aunque sea un proceso muy dramático”,
reitera.
La
exposición toma cuatro paredes de El Anexo que funcionan como divisores de
capítulos de la muestra. Primero se presenta la figura del héroe nacional, El
Libertador, y sobre su imagen se superpone la de un cerdo sangrante. Luego hay
una representación de la comida que refuerza la visión metafórica del montaje,
y por último se muestran pliegos impresos sobre papel de 48 x 66 centímetros en
los que la tinta crea capas de sentido acercando el resultado más al lienzo con
óleo que a una producción editorial.
Sobre
el método utilizado para la producción de las piezas de In-macula-das, Garrido
señala que es el encuentro con el espectador lo que importa. “Mi trabajo es lo
que a mí me provoca que sea y lo que se produzca en el público. Yo soy un
hacedor de imágenes, la técnica me tiene sin cuidado. Lo importante es el
lenguaje que se desarrolle”, dice.
Garrido
señala que a partir del proceso de selección de máculas tomadas de las
imprentas nació una nueva necesidad artística que derivará en la producción de
varios libros basados en las obras de otros artistas siguiendo el mismo método.
“Serán libros únicos, porque van a nacer de la casualidad y son indeterminados.
Es como revivir el quehacer editorial a través del desecho, pero la estética
fundamental del trabajo es la relectura que se da en las distintas capas de
contenido”, puntualizó.
EL UNIVERSAL
Nelson Garrido hace del accidente un nuevo
lenguaje
"In-macula-das" se inaugura
mañana a las 11:00 am en El Anexo
IVANNA MÉNDEZ Periodista
de Planta
07 de octubre de 2017 02:00 AM
Defectos
de imprenta, eso son las máculas para otros, pero no para Nelson Garrido, quien
presentará su próxima exposición, In-macula-das, en la galería El Anexo,
ubicada en la Alta Florida, espacio alternativo que celebró el 30 de septiembre
10 años de promoción del arte contemporáneo venezolano.
La muestra, que se inaugurará mañana a las 11:00 am, toma como punto de partida las máculas del libro Nelson Garrido, editado por La Cueva, que fue publicado en febrero de este año.
La serie, que reúne 54 piezas, son maculaturas impresas sobre papel de 48 x 66 cm, a través las cuales Garrido redescubre y examina su propio arte.
"Es una especie de relectura de todo mi trabajo, montado sobre cabezas de Simón Bolívar, cochinos, cucucarachas, santos. A través del hecho casual, creas otro lenguaje", añade.
El fotógrafo también se encuentra preparando unos libros de artista únicos, basados en las máculas.
"Observando las fotografías con Gala Garrido y Carolina Arnal, empecé a ver que salían cosas extraordinarias", cuenta sobre el origen de la exposición. Así fue como decidió utilizar este elemento, originalmente de desecho, aunque muy utilizado en el arte venezolano e internacional, para la yuxtaposición de varias de sus obras más emblemáticas, con el fin de lograr un efecto inesperado.
Garrido cuenta con una amplia trayectoria en el mundo editorial, no solo por sus fotografías para revistas y libros sino también por los medios que desde un inicio utilizaba para dar a conocer sus obras, como las postales y el multígrafo. Esta cercanía con el mundo de la imprenta le permitió explorar nuevas posibilidades expresivas.
En su obra el hecho estético se ha traducido en arte de circulación y no solo en objeto para los espacios "sagrados", como museos, galerías y templos.
"Sus maculaturas in-macula-das son una consecuencia de ese ir y venir de las imágenes, esa continua profanación del ícono", se lee en la página web de El Anexo, y agregan:
"En el error, la imperfección y la incongruencia, fuera de un propósito específico, radica la 'inmaculada impureza' de su significado".
EL UNIVERSAL
10 años de arte contemporáneo
Desde 2007
la galería El Anexo ha tenido la puerta abierta a los jóvenes
· IVANNA MÉNDEZPeriodista
de Planta
04 de octubre de 2017 02:00 AM
10 años de arte contemporáneo
Años
de historia comienzan a acumularse entre los muros de una pequeña quinta en La
Florida, que es ahora la galería El Anexo/Arte Contemporáneo. Un espacio que
cambia en cuanto sus paredes se visten de arte.
La
sala de exhibiciones comenzó en San Bernardino el 30 de septiembre de 2007. En
aquel momento Nancy Farfán, profesora de Historia del Arte, y su esposo Félix
Suazo, curador, descubrieron en un espacio adyacente a su apartamento (de allí
el nombre) una oportunidad para promover el arte contemporáneo de Venezuela.
Así lo hicieron junto con Zinnia Martínez, en prensa, y Gerardo Zavarce,
también curador.
La inauguraron con los artistas Juan José Olavarría, David Palacios, Domingo De Lucía, Juan Carlos Rodríguez y Eugenio Espinoza. "Fue un proyecto de mucha complicidad, muy colaborativo", cuenta Nancy Farfán.
Así nació un espacio que ha realizado 48 muestras individuales y colectivas de más de 50 artistas. La galería es ahora un espacio lleno de recuerdos, del que Farfán ha visto despegar a decenas de artistas.
"Uno de los objetivos que tenemos en El Anexo es sacar a nuestros artistas al exterior, abrirles una ventana", expresa.
En el programa de estos años se alternaron exposiciones de varias generaciones: pioneros del arte conceptual, como Claudio Perna; creadores de media carrera, como Deborah Castillo, y artistas emergentes, como Juan Toro, Max Provenzano y Miguel Braceli.
"Esto es un proyecto de vida, algo en lo que pensamos mi esposo y yo desde que nos levantamos", dice Farfán con nostalgia, mientras enseña una carpeta de fotos.
"La curaduría ha sido producto de diálogo y de colaboración permanente. Dos visiones que se complementan para mostrar arte pertinente en la época actual", explica Suazo.
Por ello han presentado exposiciones sobre temas tan actuales como polémicos, desde la violencia y el éxodo hasta cuestiones de género, la delincuencia y el poder.
"La máquina cultural en Venezuela es algo que no se ha detenido como otros elementos. Los artistas siguen siendo la potencia de todos los contenidos culturales y siguen generando propuestas, siempre pensando en el contexto", agrega Suazo.
La galería cuenta con una pequeña librería de textos de arte y curaduría, entre ellos dos publicaciones propias. Así han logrado sortear los gastos de un negocio que cada vez se vuelve más cuesta arriba. Sin embargo, Farfán asegura que vale la pena continuar: "Creemos mucho en este país".
"Ya son 10 años promoviendo el arte contemporáneo, sin tregua", agrega.
EL UNIVERSAL
Max Provenzano: arte desclasificado
El artista
inaugura el domingo, en El Anexo/Arte Contemporáneo, la muestra
“Elucidaciones”.
JUAN
ANTONIO GONZÁLEZ
25 de agosto de 2017 04:00 AM
Para quienes cultivan el hábito de
acercarse a las artes visuales como simples espectadores, el nombre de Max
Provenzano remite esencialmente al performance. Pero en la exposición que este
artista, nacido en Caracas en 1986, inaugurará el domingo en la galería El
Anexo/Arte Contemporáneo, de la Alta Florida, con el título Elucidaciones,
el público podrá descubrir la complejidad del planteamiento de un creador que
admite que su cuerpo, tantas veces visto desnudo, “es un laboratorio, un
taller, un objeto… un material de trabajo que me permite conectar la mente con
el mundo exterior”.
En la muestra, que abrirá el
domingo a las 11:00 am, Provenzano echa mano de su archivo para revisar lo
acumulado por él en el tiempo y engranar todos esos objetos bajo la “lógica”
del razonamiento científico. Y es que este joven que hace días atrás mostró en
ABRA, en el Centro de Arte Los Galpones, su particular homenaje al Ready-made de
Duchamp, es egresado de la Escuela de Química de la UCV. Arte y ciencia
confluyen, pues, en la exposición pero no de la manera tradicional –o al estilo
con el que lo hizo en el país Margarita D’Amico–, sino como un experimento en
el que la materia –por ejemplo, una diapositiva encontrada en la basura– pasa
de lo físico a lo digital y viceversa.
“Mi arte es un arte de ideas, y el
medio obedece a la idea, que se puede manifestar en distintos soportes. Me
interesa la diversidad de soportes, lo que a su vez se vincula con la
experimentación”, dice el artista que se describe como un hombre fascinado por
el término obsolescencia y por los objetos que adquieren esa condición: “Son
cosas que se quedaron encapsuladas en el tiempo, pero que saco a la luz; es
como si desplegara mi archivo y lo sometiera a juicio a través del proceso
expositivo para ver cómo el espectador lo puede elucidar”, explica Provenzano.
Y valga decir, cómo ese espectador lo esclarecerá, se lo aclarará.
“Mi
arte es un arte de reacciones, de afecciones, de cómo el artista se ve
vinculado a la obra y cómo puede repercutir en la audiencia”
La muestra reúne un grupo de obras
cuyo proceso de creación es otra obra en sí mismo. Marina (yo no sé
pintar), de 2016, surgió de un cuadro de paisaje marino que Provenzano
encontró en su casa y del que borró un litoral en pleno atardecer al cubrirlo
con pintura blanca y con el polvo recolectado en el lugar; Pieza del
colibrí (2017), consiste en un bloque de hielo que se irá derritiendo
durante la muestra hasta que se desprenda de éste el cuerpo de un pájaro que el
artista consiguió muerto; antes de congelarlo, Provenzano escaneó al animal y
sacó copias de la imagen para que cada visitante se lleve… más que un recuerdo,
una excusa para reflexionar sobre la vida, la muerte y el arte.
“Mi arte es un arte de reacciones,
de afecciones, de cómo el artista se ve vinculado a la obra y cómo puede
repercutir en la audiencia”, comenta Provenzano. “Me interesa mucho la memoria,
dónde está el vínculo que nos puede aclarar por qué como sociedad funcionamos
como funcionamos. Lo que desechamos, cómo lo desechamos, el valor que le damos
a las cosas. Por un lado, es ver el objeto como un reservorio de memoria, y por
el otro, es ver cómo el artista se replantea los materiales con los que
trabaja”.
Piezas que son muestras de
laboratorio. O bien, estudios de casos. Otro ejemplo: marcos de diapositivas
trasmutados en placas sobre las que se recoge el semen del artista, y que como
en todas obras al ser intervenidos por la luz sugieren otra materialidad. Eso
es que lo Max Provenzano mostrará hasta el mes de septiembre en El Anexo,
espacio expositivo que llega a sus 10 años de funcionamiento, de la mano de
Félix Suazo (curador de Elucidaciones) y Nancy Farfán.
jgonzalez@eluniversal.com
EL UNIVERSAL
Néstor García: "La pintura es pura ficción"
El artista tachirense exhibe sus "Pinturas
impresentables" en la galería El Anexo / Arte Contemporáneo
MARÍA GABRIELA FERNÁNDEZ B
17 de febrero de
2017 05:00 AM
Las obras
elaboradas por el artista visual Néstor García (Táchira, 1981) rebosan en
referencias a las posibilidades técnicas de exhibición y lectura de la obra de
arte, en particular en la disciplina de la pintura. No sólo hay en ellas
resonancias vinculadas a sus imaginarios personales sino, sobre todo, puentes
hacia los problemas que se plantearon sobre esta disciplina en el siglo XX,
como la distinción entre la imagen y el hecho pictórico, su soporte o su
reproductividad.
En la galería El
Anexo/Arte Contemporáneo, ubicada en La Florida, se encuentra instalada
la más reciente exposición de este artista nacido en La Grita. La muestra
individual, titulada Pinturas impresentables, cuenta con la
curaduría de Félix Suazo, y está integrada por 33 pinturas, distribuidas en
cuatro series, y un video.
De acuerdo con el
artista, "en esta exposición se plantea una reflexión sobre la pintura
como institución dentro del campo del arte y sus convenciones". Por eso,
indica, centra su interés en "los artilugios que median la forma en que la
pintura ha aparecido históricamente". A su juicio, "la pintura es un
pigmento que construye una imagen en un soporte, la pintura es pura ficción,
por eso planteo los dobleces y la ausencia de bastidor, retomando el tema de
Lucio Fontana cuando él rasgó la tela para hacer presente el soporte y decir
que la pintura es una piel, una apariencia, y que esa apariencia se soporta en
lo que históricamente se ha mediado como la forma en que aparece".
Así, en la serie
homónima de la muestra, García exhibe pinturas de carros, aviones e iglesias
desprovistas de bastidores, con rasgaduras y dobleces que les confieren
múltiples lecturas. "En esas pinturas, la imagen es un señuelo para
atrapar a la audiencia y hablarle sobre otra cosa, aunque temáticamente es un
guiño a la pintura norteamérica fotorrealista".
En la serie ¿Es
pintura la pintura?, el artista reinterpreta imágenes sobre El Ávila
halladas por él en catálogos y libros de arte. García las toma y las
interviene, generalmente añadiendo fuego sobre la montaña. "Hay algo que
no predijo Walter Benjamin y que se vio claro en el pop, y es que mientras más
se reproduce una imagen se convierte en algo icónico. Aquí trabajo con un ícono
en reproducciones de pinturas, pero le doy otra lectura al intervenirlo, y lo
convierto nuevamente en obra".
En El Anexo,
García también exhibe sus Once coincidentes: ocho pinturas de las
transmisiones televisivas de noticias de envergadura mundial ocurridas en
distintos "onces", como el bombardeo del Palacio de la Moneda en
Chile o el tsunami de Japón. En ella, se acerca a la forma en que las
propiedades de un medio pueden proyectarse en otro. También en la serie Sueños involucra
un tipo de realidad, pero a través de tres representaciones de paisajes
oníricos de la ciudad.
Su serie Miniteca,
con resonancias a la infancia vivida con su padre entre estos equipos, García
pretende añadir un tema a la plástica nacional y que, acaso, podría hacer
referencia a la noción de que "el artista contemporáneo trabaja con la
historia del arte como insumo y la resemantiza, como un DJ".
La exposición
podrá ser visitada hasta marzo.
@mariagfernandez
EL UNIVERSAL
17 de octubre de 2016 05:00 AM
Iván Candeo
disecciona la estructura cinematográfica
La respiración
de Jesús se agita con cada latigazo que recibe. Grita. Cae al suelo. Resiste
con tal vehemencia los azotes romanos que es la audiencia la que se quiebra al
oír el sufrimiento. Su tortura transcurre como una evocación sin tiempo en la
sala principal de la galería El Anexo. No se observa la secuencia de la sangre
brotando de sus heridas. No se ve a la carne desprenderse y caer.
La cruenta
escena, símbolo de sacrificio desde el nacimiento de la Iglesia Católica; que
ha agitado susceptibilidades en cada recreación de los viacrusis de Semana
Santa, y ha causado infartos y pesadillas desde que fue llevada por última vez
al cine por Mel Gibson, se desarrolla en tres niveles perceptivos en la
muestra Contratiempo del artista Iván Candeo, instalada en
esta galería de la Alta Florida: el nivel auditivo, con el sonido envolvente de
la secuencia en tiempo real de la película; el visual, como estancado en el
tiempo con pequeñísimas pinturas inspiradas en los fotogramas del filme, y otro
personal que apela al imaginario colectivo y que hace que la escena sea
completada por cada observador.
Candeo
desarticula los elementos que componen el cine y los somete a variaciones
temporales para generar nuevos significados. En cada una de sus obras la
contraposición de elementos juega un papel fundamental; sobre todo en lo
referido a las escalas. De este modo, imágenes como las de Cristo, destinadas a
la gran pantalla, se presentan ahora en fragmentos de lienzo de 35mm, y el que
para él es "uno de los grandes relatos de Occidente", como es la
muerte de Jesús dividida por estaciones, "se ve aquí imposibilitado de
representarse por la escala".
Además de esta
secuencia de fotogramas al óleo (que a primera vista puede hacer creer a los
visitantes que la sala está vacía), Candeo presenta en Contratiempo una
caja de luz con la fotografía del Reloj Solar diseñado por Alejandro Humboldt,
que se encuentra en la Plaza El Venezolano, de Caracas. Según el artista, una
luz artificial ilumina a la estructura en la plaza y genera que el reloj
marque, noche tras noche y en cada minuto de oscuridad, la misma hora. Esta
ironía la acompaña con la contraposición entre esta figura y el "misil
ideológico", una "estructura fálica ideada por el Gobierno para
'medir' el tiempo, pero dividido en lo que ellos han convertido en especies de
hitos o repúblicas. Entonces, se genera también una oposición histórica, que se
suma a la noción del tiempo que no pasa".
Dos videos
completan la muestra. El primero, un loop de 3 minutos llamado
Campeonato Nacional de Boxeo, muestra imágenes capturadas por Candeo de la
edición de 2016 de la categoría juvenil. Allí, el artista presenta una sucesión
de golpes, uno por segundo, propinados por los representantes de cada estado.
"Las películas de boxeo fueron unos de los primeros motivos de la
narración cinematográfica. Ahora, cuando suprimo las pausas, le quito lo
narrativo y la pretensión de un desenlace", declara Candeo.
En Mapas,
el otro video, el artista utiliza el zoom como medio y protagonista. En él,
disecciona el espacio recorrido ópticamente por un zoom que se acerca y aleja
de un mapa de Venezuela pegado sobre la corteza de un árbol del Parque Francisco
de Miranda. Lo territorial y lo técnico confluyen en este acordeón de imágenes.
Con interés
estructural, pero también de corte crítico, la exposición de Candeo incluye dos
pinturas de muestras anteriores, y se mantendrá abierta hasta noviembre.
http://www.eluniversal.com/noticias/cultura/ivan-candeo-disecciona-estructura-cinematografica_622875
EL NACIONAL
2 de diciembre 2015 -
12:01 am
Mª ANGELINA CASTILLO BORGO
El Anexo estrena sede con obras que
transitan por el contexto social
La violencia, la memoria, las
referencias del imaginario colectivo, ese drama social que todo lo arropa. A
través de la fotografía, pintura sobre papel, instalación, video y dibujo estos
temas se transfieren al arte en una exposición con la que El Anexo/Arte
Contemporáneo estrena sede.
Colectiva no es una ruptura en la línea discursiva de la
galería, sino que representa otro comienzo en otro lugar. La institución dejó
San Bernardino y se estableció en la quinta Santo Niño de Praga en la Alta
Florida.
Diego Barboza, Ángela Bonadies
& Juan José Olavarría, Iván Candeo, Néstor García, Carolina Muñoz, Conrado
Pittari y Juan Toro son los creadores que formaron parte de esta muestra y que
indagan en la más doliente actualidad social y política del venezolano.
Son nueve piezas las que
conforman la exhibición, entre las que están Portafolio de Marilyn Monroe, Plomo,
La célula, ¿Hoy no se puede votar? y Estacionamiento.
La obra de García se titula Coincidentes y explora esas relaciones
esotéricas con el número 11. “Cómo esos días han venido determinando un nuevo
mundo con eventos como el bombardeo de la Casa de la Moneda en Santiago de
Chile o el atentado terrorista al World Trade Center. Dan miedo y a la vez se
convierten en parte del espectáculo que ha hecho la comunicación contemporánea:
todos vimos en tiempo real cómo el avión impactaba el edificio en Nueva York”,
afirma el artista.
Pittari se va a la imagen en
movimiento, de la que extrae elementos que transfiere a la tela con El comisionado. Su pieza es un fragmento
del intro de Por estas calles que
traduce al lenguaje de la plástica, la materia: “Me interesa transitar esa
visualidad que aglutina el melodrama en Venezuela para reivindicar la
telenovela como patrimonio nacional. Entendiéndola como un espacio para
revisarnos, encontrar nexos con nuestra realidad, herencia y futuro”.
La Naturaleza Muerta #11 de Muñoz trabaja ese ícono del
desabastecimiento, la ansiedad y la preocupación como lo es un paquete de
Harina PAN. “Los objetos pueden contener mucha información de lo que está
sucediendo en el momento a nivel cultural y social, por eso es mi línea de
investigación”, argumenta.
Colectiva
El Anexo/Arte Contemporáneo, Alta Florida
Horario: de martes a viernes, de 11:00 am a 4:00 pm; domingo, de 11:00 am a 2:00 pm
Entrada libre
El Anexo/Arte Contemporáneo, Alta Florida
Horario: de martes a viernes, de 11:00 am a 4:00 pm; domingo, de 11:00 am a 2:00 pm
Entrada libre
MARÍA
GABRIELA FERNÁNDEZ B. | EL UNIVERSAL
sábado
5 de septiembre de 2015 12:00 AM
Carolina Vollmer
abre las puertas de su "Refugio"
La exposición individual inaugura mañana en
la galería El Anexo
En
ocasiones es necesario perderlo todo para emprender nuevas búsquedas y hallazgos.
La desgracia como motor, y la ruptura como camino hacia las posibles
reconstrucciones encendieron el interés de la artista visual Carolina Vollmer.
`Primero, desde la duda; luego, como vivencia propia.
Vollmer, quien emprendió desde 2006 una investigación hemerográfica sobre los refugios para damnificados en Caracas, se vio a sí misma sin nada cuando un frasco de pintura se derramó sobre estos documentos que coleccionaba. En medio de su impotencia, y ante la realidad de haber perdido aquello que guardaba para su próximo proyecto visual, decidió transformar su propia experiencia en un nuevo hecho artístico.
Desde ese momento, concibió a su taller como un refugio y decidió que los objetos que acumulaba en él serían revalorados y convertidos en protagonistas de su próxima muestra, como una apología al "sobrevivir con lo que se tiene a la mano". Las piezas que elaboró durante sus dos años de trabajo serán exhibidas a partir de mañana en la galería El Anexo/Arte Contemporáneo, ubicada en San Bernardino.
Botellones de vidrio, cables, piezas oxidadas de rotativas, filtros de chimenea y hasta una constitución, que habían sido recopilados por la artista, integran la exposición Refugio, donde cada uno de estos objetos, de apariencia desechable, fueron resignificados en un marco social y político.
"Se daba de esta manera, yo me sentaba a conversar con cada uno de los objetos y, finalmente, ellos mismos me iban llevando hacia su concepto", detalla Vollmer. Fue así como los botellones se convirtieron, para ella, en contenedores de historias, escritas por los cables que guardó en su transparencia interior. Carretes de pabilo colocados en línea vertical en la pared, junto con enormes filtros de chimenea manchados por los años, reflejan "el paso del tiempo, las cosas que no llegan a su destino, el tiempo perdido que cada venezolano invierte, por ejemplo, en las colas de los supermercados". Las partes de rotativas son vinculados por Vollmer con "la situación de censura de hoy en día".
Las piezas con mayor contenido político son aquellas en las que la artista involucra a la Constitución Nacional. Un video recoge la forma en la que cada una de sus páginas se vuelve papelillo al atravesar una trituradora y, justo en frente, colocadas en el interior de bolsas plásticas, se exhiben los restos, previamente subrayados, de cada uno de los títulos y capítulos de la Carta Magna. "Yo soy abogada, y para mí ha sido doloroso ver la forma en la que la Constitución ha sido violentada en estos años".
Dentro de tanta turbulencia, Vollmer decidió cerrar la muestra con unos pequeños moldes de resina pintados en blanco y negro a los que llamó Reencuentro. "El país necesita unión después de tocar fondo. Este cierre apunta a la esperanza".
Vollmer, quien emprendió desde 2006 una investigación hemerográfica sobre los refugios para damnificados en Caracas, se vio a sí misma sin nada cuando un frasco de pintura se derramó sobre estos documentos que coleccionaba. En medio de su impotencia, y ante la realidad de haber perdido aquello que guardaba para su próximo proyecto visual, decidió transformar su propia experiencia en un nuevo hecho artístico.
Desde ese momento, concibió a su taller como un refugio y decidió que los objetos que acumulaba en él serían revalorados y convertidos en protagonistas de su próxima muestra, como una apología al "sobrevivir con lo que se tiene a la mano". Las piezas que elaboró durante sus dos años de trabajo serán exhibidas a partir de mañana en la galería El Anexo/Arte Contemporáneo, ubicada en San Bernardino.
Botellones de vidrio, cables, piezas oxidadas de rotativas, filtros de chimenea y hasta una constitución, que habían sido recopilados por la artista, integran la exposición Refugio, donde cada uno de estos objetos, de apariencia desechable, fueron resignificados en un marco social y político.
"Se daba de esta manera, yo me sentaba a conversar con cada uno de los objetos y, finalmente, ellos mismos me iban llevando hacia su concepto", detalla Vollmer. Fue así como los botellones se convirtieron, para ella, en contenedores de historias, escritas por los cables que guardó en su transparencia interior. Carretes de pabilo colocados en línea vertical en la pared, junto con enormes filtros de chimenea manchados por los años, reflejan "el paso del tiempo, las cosas que no llegan a su destino, el tiempo perdido que cada venezolano invierte, por ejemplo, en las colas de los supermercados". Las partes de rotativas son vinculados por Vollmer con "la situación de censura de hoy en día".
Las piezas con mayor contenido político son aquellas en las que la artista involucra a la Constitución Nacional. Un video recoge la forma en la que cada una de sus páginas se vuelve papelillo al atravesar una trituradora y, justo en frente, colocadas en el interior de bolsas plásticas, se exhiben los restos, previamente subrayados, de cada uno de los títulos y capítulos de la Carta Magna. "Yo soy abogada, y para mí ha sido doloroso ver la forma en la que la Constitución ha sido violentada en estos años".
Dentro de tanta turbulencia, Vollmer decidió cerrar la muestra con unos pequeños moldes de resina pintados en blanco y negro a los que llamó Reencuentro. "El país necesita unión después de tocar fondo. Este cierre apunta a la esperanza".
EL NACIONAL
18 de junio 2015 - 12:01 am
Carolina Muñoz desnuda su psique en
imágenes
SERGIO MORENO GONZÁLEZ
Sumergirse en las profundidades
de la psique humana y tomar fotografías de los cambios emocionales es un
proceso casi utópico. Carolina Muñoz se apoyó en el lenguaje plástico para
acercarse a su acontecer íntimo, que dejó retratado en 40 fotografías que
integran la exposición Diván, que se
encuentra abierta al público en el espacio El Anexo/Arte Contemporáneo de San
Bernardino.
“El proceso comenzó en las
sesiones con mi terapeuta. Percibí que los pañuelos son indicios de los
procesos emocionales psíquicos que viven los pacientes”, comenta Muñoz. “Los
empecé a recolectar una vez que terminaban mis encuentros en el diván. Sabía
que iba a fotografiarlos. Pero una vez que salen de su contexto toman otro
significado. Retratar la psique es inútil, pero a través de los pañuelos
intento traducir esta experiencia privada, intangible, que se manifiesta en la
propuesta plástica”.
Las imágenes sobre fondos
negros, son las huellas que dejó la artista en sus encuentros con el
psicoanálisis, que duraron dos años. Angustias, obsesiones, incertidumbres,
certezas, anhelos, están retratados en estos pañuelos, y en la otra serie de
fotografías que dialogan en esta exposición, que lleva por nombre Mar rojo. Un libro objeto, dos imágenes
de su cráneo y una pieza de cerámica Kintsugi, completan los elementos que
integran la exposición Diván, que
permanecerá abierta hasta el 2 de julio.
“Mi estrategia como artista está
en trabajar lento, recolectar objetos de situaciones intangibles, que no se van
a ver. La obra se completa con las interpretaciones de los espectadores, que le
dan sus propias lecturas”, señala Muñoz.
Exposición DivánGalería El Anexo/Arte Contemporáneo. Avenida Eraso, edificio Caura, apartamento 2, PB. San Bernardino
http://www.el-nacional.com/escenas/Carolina-Munoz-desnuda-psique-imagenes_0_648535282.html
EL NACIONAL
23 de abril 2015 - 12:01 am
Los medios y el arte contemporáneo dialogan
en la Editorial V de El Anexo
SERGIO MORENO GONZÁLEZ
“Mataron a tiros a un italiano
en Turumo”. La noticia se repitió en varios periódicos nacionales a principios
de este mes, como parte de una estadística de violencia que ya se ha vuelto
rutinaria en Venezuela.
La frase también se puede leer
en uno de los costados de la propuesta plástica de Jesús Hernández-Güero, Balas de papel, que integra la más
reciente colectiva de El Anexo/Arte Contemporáneo. Se trata de una pistola que
tiene incorporado un silenciador elaborado con papel periódico: una metáfora
poderosa de la impunidad que reina en el país, donde la responsabilidad de las
muertes muchas veces ha sido achacada a los informantes y no a los
delincuentes.
Cinco jóvenes creadores tomaron
el tema del papel como punto de partida para construir la Editorial V, que desde el domingo se presenta en El Anexo,
espacio para la reflexión del contexto país a través de las artes plásticas.
Junto con Hernández-Güero se exponen los planteamientos de Déborah Castillo,
Teresa Mulet, Conrado Pittari y Javier Rodríguez.
“Estas editoriales las hacemos desde hace cinco años en El
Anexo como un escaneo de la realidad inmediata”, explica Félix Suazo, curador de
la muestra.
Documentos en regla. Clasificados (2008) es el nombre de
la obra que presenta Déborah Castillo, en la que se subraya una serie de
mensajes engañosos publicados en un periódico. En el caso de Javier Rodríguez,
se vale del collage visual y la superposición de imágenes en la propuesta No
Photo Finish.
Conrado Pittari reflexiona
sobre el impacto social que tiene la telenovela. Toma como ejemplo el caso de
la Guerra de Bosnia, que logró establecer espacios de tregua en Serbia mientras
se transmitía el dramático nacional Kassandra.
El artista explica este fenómeno en un pequeño libro que él mismo editó. El
texto podría formar parte de la Colección “25.000 palabras” de la editorial
Bruguera, que se dejó de publicar en 1995.
En el caso de Teresa Mulet,
trabaja con el volumen como elemento visual de choque. Su obra está constituida
por 23.763 hojas tamaño carta apiladas en una gran columna que mide más de 2
metros: la cantidad de muertes violentas en Venezuela en 2013. “Una resma de
papel mide 5 centímetros. Al reunir 20.000 páginas en blanco causan un impacto
visual. Es un ejercicio de volumen para poder entender ese número abstracto,
esa estadística cruel. Una población que está siendo cada vez más desechada en
este país”, explica la artista.
La exposición Editorial V (Papel) estará abierta al
público hasta el 31 de mayo, todos los domingos de 11:00 am a 2:00 pm en El
Anexo/Arte Contemporáneo, en la avenida Eraso, edificio Caura, San Bernardino.
EL
UNIVERSAL
Sábado
31 de enero de 2015 09:48 AM
Conrado Pittari
convierte el Ávila en horizonte alegórico
El artista inaugura mañana la muestra
"Acera N 1" en la galería el Anexo.
Dos
pinturas, una pieza tridimensional, una fotografía, un mapa intervenido, un
libro objeto y un video integran la más reciente propuesta de Conrado Pittari
Volcán (caracas, 1983) que, bajo el título Acera
N° 1, podrá verse desde mañana y hasta el 8 de marzo en la galería El
Anexo/Arte Contemporáneo de San Bernardino.
En esta oportunidad, el autor enfoca sus intereses creativos en los dispositivos mediales y perceptivos que afianzaron la idea del paisaje en la primera mitad del siglo XX. Lo hace a partir de la obra El Ávila desde Blandín (1937), de Manuel Cabré, una pieza perteneciente a la Colección de la Galería de Arte Nacional, cuyo motivo central -el Ávila- está condicionado por la posición y ángulo desde cual es visto, mostrando también la singularidad topográfica del pie de monte donde actualmente se ubica el Caracas Country Club.
Lo que propone Pittari es pararse hoy en el lugar donde Cabré pinto El Ávila -que es uno de los sitios desde los cuales se construyó el estereotipo de la ciudad moderna flanqueada por una cortina natural- para ver su transformación. Tomar el pavimento como plataforma para imaginar nuevas relaciones entre lo urbano, lo natural y lo estético, sugiriendo así un cruce especulativo entre los aspectos físicos del territorio y sus implicaciones culturales.
Para ello el artista toma como modelo las reproducciones impresas y digitales que han hecho perdurar al cerro El Ávila como ícono, más allá de su existencia física.
La fuentes del artista, por tanto, son libros, afiches y paginas web. De allí saca imágenes que luego edita e interviene, utilizando vectores, patrones y fragmentos significativos que posteriormente manipula y reinserta en collages, instalaciones y esculturas. Este proceso de reconstrucción transmedial de la imagen pasa por distintos soportes, arrastrando en cada caso, las convenciones del medio empleado, recogiendo elementos como puntos de cuatricomías, píxeles, tramas pigmentadas y bloques matéricos.
Acera Nº1 reemplaza la perspectiva monumental de El Ávila de Cabré por su disección ortoganal, tomando como eje la línea de borde amarilla que demarca el área peatonal. El resultado es un fuerte aplanamiento espacial y cromático, tratado con meticulosidad analítica. Finalmente, quedamos ante un Ávila caleidoscópico, metamorfoseado -tanto material como virtualmente-, que deja en suspenso el horizonte alegórico de "lo nuestro".
La exposición estará abierta en El Anexo/Arte Contemporáneo (avenida Eraso, edificio Caura, apartamento 2, planta baja, San Bernardino), los domingos de 11:00 am a 2:00 pm.
En esta oportunidad, el autor enfoca sus intereses creativos en los dispositivos mediales y perceptivos que afianzaron la idea del paisaje en la primera mitad del siglo XX. Lo hace a partir de la obra El Ávila desde Blandín (1937), de Manuel Cabré, una pieza perteneciente a la Colección de la Galería de Arte Nacional, cuyo motivo central -el Ávila- está condicionado por la posición y ángulo desde cual es visto, mostrando también la singularidad topográfica del pie de monte donde actualmente se ubica el Caracas Country Club.
Lo que propone Pittari es pararse hoy en el lugar donde Cabré pinto El Ávila -que es uno de los sitios desde los cuales se construyó el estereotipo de la ciudad moderna flanqueada por una cortina natural- para ver su transformación. Tomar el pavimento como plataforma para imaginar nuevas relaciones entre lo urbano, lo natural y lo estético, sugiriendo así un cruce especulativo entre los aspectos físicos del territorio y sus implicaciones culturales.
Para ello el artista toma como modelo las reproducciones impresas y digitales que han hecho perdurar al cerro El Ávila como ícono, más allá de su existencia física.
La fuentes del artista, por tanto, son libros, afiches y paginas web. De allí saca imágenes que luego edita e interviene, utilizando vectores, patrones y fragmentos significativos que posteriormente manipula y reinserta en collages, instalaciones y esculturas. Este proceso de reconstrucción transmedial de la imagen pasa por distintos soportes, arrastrando en cada caso, las convenciones del medio empleado, recogiendo elementos como puntos de cuatricomías, píxeles, tramas pigmentadas y bloques matéricos.
Acera Nº1 reemplaza la perspectiva monumental de El Ávila de Cabré por su disección ortoganal, tomando como eje la línea de borde amarilla que demarca el área peatonal. El resultado es un fuerte aplanamiento espacial y cromático, tratado con meticulosidad analítica. Finalmente, quedamos ante un Ávila caleidoscópico, metamorfoseado -tanto material como virtualmente-, que deja en suspenso el horizonte alegórico de "lo nuestro".
La exposición estará abierta en El Anexo/Arte Contemporáneo (avenida Eraso, edificio Caura, apartamento 2, planta baja, San Bernardino), los domingos de 11:00 am a 2:00 pm.
http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/150131/conrado-pittari-convierte-el-avila-en-horizonte-alegorico