EL NACIONAL - Martes 23 de Octubre de 2012 | Escenas/2 |
LORENA GONZÁLEZ |
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Cuando las demandas del día a día superan cualquier posibilidad de análisis de lo que va ocurriendo, solemos no reparar en las resonancias de lo sucedido. Envueltos por la carrera cotidiana sucumbimos a la voracidad de un tiempo indomable, atrapados por las centelladas de una lucha entre los lineamientos de nuestros ideales y las urgencias de la supervivencia en contextos extremos. A veces una sonora insistencia reconduce la armonía de ciertas trochas, sabemos que algo quedará de todo aquello, o por lo menos eso esperamos durante el lapso de una batalla feroz que exige la atención total de todos nuestros sentidos.
Olvido, eventualidad, desconocimiento, apatía, barbarie. Inhumanidad de un itinerario que no nos permite mirarnos, espasmos de un estertor que evita el reconocernos en la detención saludable de las diferencias encontradas y las distancias comunes. De estos elementos y de otros desórdenes vigentes estuvo impregnada la voluntad que desde La Caja del Centro Cultural Chacao se propuso alinear esfuerzos para exhibir, hasta el 18 de noviembre, la valiosa producción que durante estos cinco años ha llevado adelante El Anexo, uno de los más modestos pero decisivos espacios de investigación del arte contemporáneo que existen en la actualidad.