domingo, 8 de julio de 2012

El país cabe en una torre

Estuvimos en la FIA 2012 (Feria Iberoamericana de Arte de Caracas) con una muestra dedicada al proyecto La Torre de David. Aquí les dejamos una entrevista realizada a los artistas alrededor de este trabajo.  


Daniel Fermín - El Universal
Domingo 8 de julio de 2012 
Ángela Bonadies y Juan José Olavarría no olvidan la primera vez que entraron (a finales de 2010) a La Torre de David: panaderías, bodegas, guarderías, salón de videojuegos. Un gran barrio extendido en vertical, a 195 metros de altura, que hoy está convertido en una especie de atracción temática para el resto de la sociedad. Los artistas venezolanos -ella de Caracas, él de Valencia- documentaron la edificación, que está invadida desde hace cinco años, en un proyecto que ya han expuesto en siete países.

Los creadores recorrieron toda la estructura antes del boom mediático que trajo a la BBC o al The New York Times. Saben que en el piso 20 se vende pollo, por ejemplo, o que en el 12 se cuidan niños. También que uno de los peluqueros más conocidos de Caracas, según Olavarría, tiene ahí uno de sus negocios. "Creo que ese es el mejor corte que me han hecho en toda mi vida", dijo el artista, que se ve retratado en una fotografía bajo las tijeras del barbero. Que la ocupación, en la que viven unas tres mil personas, se rige por un organigrama de mandato similar al de las cárceles. Pruebas de que lo que sería el Centro Financiero Confinanzas es una maqueta de Venezuela a pequeña escala.

La propuesta artística -que tiene imágenes, dibujos, textos, documentos históricos- también es una crítica social. Arte de denuncia, le llaman. "Lo que nosotros hacemos es una especie de diagnóstico. Por un lado humano; por otro, histórico. Esos son nuestros intereses. Llamar la atención, a través del arte, sobre temas que están ocurriendo, que son además de dominio colectivo. Se habla de espacios públicos, privados; de legalidad, ilegalidad. Hay una serie de conceptos y planteamientos del trabajo que va más allá del tema artístico", explicó Bonadies. "Uno hace visible ese problema, mas no está en nuestras posibilidades resolverlo", agregó su colega.

Los dos artistas trabajan en equipo. También en las entrevistas: uno responde primero, el otro lo complementa. Ambos creen que La Torre de David no sólo refleja la actualidad nacional, también parte de su historia. "Hay 30 años en ella: el boom económico de los 80 pretendió construir un bulevar financiero en la zona. Luego vino la crisis bancaria del 94, quebró el grupo que encabezaba David Brillembourg; se paralizó la obra, pasó a manos del Estado. Quedó en el olvido. Surgió la crisis habitacional, se legalizó la invasión a través de una cooperativa. Y empezó a aparecer una nueva topografía", recordó Olavarría. "Es como si la torre fuera una serie de capas por quinquenio, construidas sobre ruinas. Ruinas sobre ruinas", dijo su compañera.

Aquellas visitas iniciales cambiaron el curso del proyecto, que venía de afuera hacia adentro. Compartir con los que ahí habitan, recorrer sus pasillos, cada uno decorado como si fuera un universo propio, influyó en los artistas. "Lo primero que vimos al entrar es que había desaparecido la torre. Adentro es un barrio particular. Ya no nos interesó esa imagen del afuera, sino tratar de comprender la situación de tener que ocupar espacios por necesidad. Tampoco es un análisis sicológico. Más bien es ver cómo la torre nos enseña lo que sucede en la ciudad", explicó Ovalaría, que viene de exponer Mata que Dios perdona.

Los últimos sucesos -el allanamiento policial por el secuestro del agregado comercial de Costa Rica, por ejemplo- renovó el interés de los medios. Siempre con un toque sensacionalista, aseguran los artistas. La sociedad odia a los invasores, el Gobierno no sabe qué hacer con ellos. Ante eso, el proyecto también intenta humanizar el hecho. "Quisimos plantearlo como un problema de todos. No de arquitectos, artistas, urbanistas, sociólogos o antropólogos. Sino un problema que requiere atención. No todo el mundo es bueno ni todo el mundo es malo. Esa es una comunidad como cualquier otra. Hay alguien que se estaciona mal, otro que lo hace bien", dijo Bonadies, que ganó el premio latinoamericano de fotografía Josune Dorronsoro de 2004.

El caso Confinanzas no es el único que existe en Venezuela. Bonadies y Olavarría lo saben. Tanto, que ya trabajan en Así es Caracas, una cartografía que señala todas las invasiones de la ciudad, que son más de 200. Que el tema va más allá, dicen, que esa invasión es un pedazo de un rompecabezas infinito. Y esa pieza de Venezuela ya se ha visto en Nueva York, Madrid, Río de Janeiro, Dubai, Caracas, Monterrey y Guimaraes. Instalaciones en una, dibujos o maquetas en otra. La Torre, la exposición, varía en cada ciudad donde se monta. Como si fuera la misma edificación. Ahora, planean una muestra en el país con toda la documentación que tienen. Sería en 2013.

Esa futura exposición cerraría el ciclo del proyecto, que también se exhibió en la pasada Feria Iberoamericana de Arte. Atrás quedarían más de dos años de trabajo, tres días de visitas al edificio, charlas o entrevistas. Aún hoy, alguien les escribe para que lo ayuden a entrar en el conjunto, que está más cerrado que antes. "Nos pareció correcto tomar distancia. Tuvimos propuestas de gente que quería venir para que sirviéramos de puente. Fue cuando decidimos no hacerlo porque no funcionamos como una agencia de turismo o como si vendiéramos entradas", concluyó Bonadies. Otro ejemplo de que el país cabe en una torre. Por fuera y por dentro.

Más sobre este proyecto: http://latorrededavid.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario