sábado, 11 de junio de 2011

El Anexo en la FIA 2011

Transcurridos cuatro años desde su fundación, El Anexo / Arte Contemporáneo presenta en la Feria Iberoamericana-FIA 2011 un conjunto de autores y propuestas de gran significación en el panorama de la producción visual en Venezuela. Los trabajos forman parte de una genealogía crítica que arranca con la corriente postconstructiva, entre cuyos representantes destacan Diego Barboza y Eugenio Espinoza. En ellos, idea acción y documento manifiestan un giro reflexivo que afecta la noción de obra y su relación con el mundo. 
De allí derivan búsquedas que abordan la lógica de las representaciones y su vínculo con distintas instancias del debate público, abarcando aspectos como género, institucionalidad, historia y comunidad, entre otros. En ese horizonte se ubican Argelia Bravo, Déborah Castillo, Juan José Olavarría, David Palacios y Juan Carlos Rodríguez, quienes conjugan medios y lenguajes diversos en función de su efectividad contextual. 
Otra variante de estas exploraciones son las propuestas de Lisa Blackmore e Iván Candeo, quienes se centran en la imagen fotográfica y videográfica, respectivamente. 
En resumen, las obras que estarán reunidas en nuestro stand sintetizan algunas de las fijezas y expectativas del arte contemporáneo, dejando al descubierto su naturaleza autoreferencial y contingente.
Desde el 15 hasta el 20 de junio, el stand 32 de la FIA Caracas 2011 será el espacio de El Anexo. Los esperamos.


Salón Naiguatá. Hotel Tamanaco Intercontinental
Horario:
Miércoles 15 de junio. Gala Inaugural. 7:00PM
(entradas Bs 200 a beneficio de las damas salesianas).
Jueves 16  y viernes 17 2:00 a 9:00 PM
Sábado 18 y Domingo 19. 11:00AM a 9:00PM
Lunes 20. 2:00 a 9:00 PM

domingo, 29 de mayo de 2011

Eugenio Espinoza en El Anexo

 La muestra de Eugenio Espinoza que se exhibe desde el 15 de mayo hasta finales de junio en el espacio de El Anexo  Arte Contemporáneo, está compuesta por una serie de telas irregulares sobre las que yuxtapone trazos reticulares inconclusos y fotografías cosidas. 
En estas obras existe una oscilación complementaria entre la precariedad física y la densidad especulativa. El artista ha sustraído el bastidor, el marco y hasta la imprimación de la superficie, dejando el soporte crudo, como si el hecho pictórico fuera en realidad la suma de estas carencias e incorrecciones.
Las piezas reunidas en la muestra X&Y no guardan una correspondencia precisa con algo definido. Sin embargo, todo está a la vista, sobre todo ese pathos retrospectivo de la fotografía puesta como un retazo sobre la superficie.
 La imagen se aferra a la tela sin eludir su condición parasitaria, dejando ver “la
costura” que la une al mundo visible, al tiempo que hace evidente la fragilidad del
vehículo que la sustenta. En este caso, la idea de la pintura queda en suspenso,
oscilando entre el documento y la negación de la iconicidad. Aquí la obra encarna
una postura ambivalente desde el punto de vista perceptivo; operación que se
torna aún más crítica en la medida en que allí se confrontan el registro de una
situación pretérita con el relato inconcluso de lo que aún está sucediendo.

Eugenio Espinoza (Venezuela, 1950). Destacado artista visual venezolano. Estudió en
la Escuela de Artes Plástica Cristóbal Rojas (1966-71); Instituto de Diseño Newmann-
Ince (1971-74); Pratt Graphic Arts Institute (New York, 1977-79); School of Visual Arts
(New York, 1980). Ha realizado innumerables exposiciones individuales y colectivas, tanto
en Venezuela como en el resto del mundo. Destacan recientemente: X, aluminados. X;
sostenidos (Sala Mendoza, 2009); La Consagración de la Primavera (Periférico CCS Arte
Contemporáneo, 2008). Actualmente vive y trabaja en Miami USA.

domingo, 15 de mayo de 2011

X&Y / Eugenio Espinoza

 Según Roland Barthes, “la propia práctica del cuadro es toda su teoría”[1]. Entonces, cuando tales o cuales procedimientos o materiales son empleados en una obra, estos se convierten en las variables significativas de una ecuación perceptiva. Este es el origen de la actividad codificadora y también la condición de posibilidad del sentido, aunque sus efectos no siempre son evidentes.
Enmarcado en esta premisa, Eugenio Espinoza desarrolla la exposición X&Y, compuesta por una serie de telas irregulares sobre las que se yuxtaponen trazos reticulares inconclusos y fotografías cosidas. Hay en estas obras una oscilación complementaria entre la precariedad física y la densidad especulativa. El artista ha sustraído el bastidor, el marco y hasta la imprimación de la superficie, dejando el soporte crudo, como si el hecho pictórico fuera en realidad la suma de estas carencias e incorrecciones. Pareciera entonces que la operación demiúrgica se proyecta desde la pulsión destructiva y el desmembramiento de los medios que la legitiman como arte. Esa es la irresistible (y contradictoria) gramática del cuadro, toda vez que afirma su significado en la propia conflictividad de los atributos que lo conforman.
No es la primera vez que Espinoza aborda tales presupuestos. Ellos se advierten con extrema severidad en las pinturas sostenidas presentadas en la exposición X, aluminados X, sostenidos (Sala Mendoza, 2009). En aquella oportunidad, como en la serie que ahora comentamos, la obra es un constructo que extrae su plenitud de los despojos, dejando abierta una interrogante.
Fuera ya del modelo platónico y su crítica a las apariencias, Espinoza soslaya la supuesta dualidad entre geometría e imagen. Aquí no hay dilema entre la abstracción y la representación, sino entre la pintura como experiencia inteligible y la entropía. ¿Quién o qué es X? ¿Cuál es el significado de Y? Mucho se podría especular al respecto, pero conviene recordar que X y Y son los ejes matriciales del sistema de coordenadas propuesto por René Descartes a partir de dos rectas perpendiculares que se cortan sobre un plano. Dado este precedente, se presume que la pintura -tal como se la entiende convencionalmente- es un fenómeno vectorial circunscrito a dos dimensiones, algo similar al esquema cartesiano de las abscisas y las ordenadas.
En realidad, las piezas reunidas en la muestra X&Y no guardan una correspondencia precisa con algo definido. Sin embargo, todo está a la vista, sobre todo ese pathos retrospectivo de la fotografía puesta como un retazo sobre la superficie. La imagen se aferra a la tela sin eludir su condición parasitaria, dejando ver “la costura” que la une al mundo visible, al tiempo que hace evidente la fragilidad del vehículo que la sustenta. En este caso, la idea de la pintura queda en suspenso, balanceándose entre el documento y la negación de la iconicidad. Aquí la obra encarna una postura ambivalente desde el punto de vista perceptivo; operación que se torna aún más crítica en la medida en que allí se confrontan el registro de una situación pretérita con el relato inconcluso de lo que aún está sucediendo.
X&Y es un ejercicio de memoria, un ritual de autoreflexivo, que incorpora diferentes regímenes de visión y las epistemologías que les corresponden. Quien quiera descifrar el sentido de tal propósito debe mirar a través de la fijeza especular de la fotografía, sortear la parquedad estructural de la geometría y recorrer la impredecible ligazón de los fragmentos. Ya en ese horizonte, la sentencia barthesiana que encabeza este comentario cobra mayor claridad y vigencia, pues cualquier razonamiento referido a las obras de Espinoza es deducible de la misma práctica que las origina, aún cuando ésta se sustente en variables indefinidas.



[1] Barthes, Roland. Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces. Ediciones Paidos Ibérica S.A., Barcelona, 1986, p. 155