domingo, 4 de marzo de 2012

“Editorial II. Muestra de videos”

 “Editorial II. Muestra de videos” reúne el trabajo de cinco artistas que revisan críticamente la iconografía épica en Latinoamérica, centrándose fundamentalmente en los emblemas patrios y la figura de los próceres de la independencia. El colombiano Carlos Castro, el mexicano Miguel Rodríguez Sepúlveda y los venezolanos Iván Candeo, Déborah  Castillo y Juan José Olavarría utilizan el medio videográfico de manera preponderante en sus respectivas investigaciones. Las obras, fechadas entre 2007 y 2010,  recogen el desgaste (tanto simbólico como material) de la narrativa heroica, mostrándola como un ritual desencantado, cuya reiteración y omnipresencia  va acompañada   de un proceso de vaciamiento de su sentido.  




 cortesiAnexo. Lamezuela. Deborah Castillo

En todos los casos, se trata de video creaciones directamente enmarcadas en contextos de producción y recepción donde los asuntos tratados son claramente legibles. Débora Castillo aborda críticamente el comportamiento adulatorio de algunos sectores frente al estamento militar. Juan José Olavarría nos devuelve la imagen fundacional del emblema patrio como un estereotipo reproductible mecánicamente. Carlos Castro hace de la estatua de Simón Bolívar un ícono indefenso ante la rapacidad de las palomas. De manera similar, Iván Candeo presenta una reproducción de la imagen de Francisco de  Miranda en la Carraca, lugar de confinamiento donde también encontró la muerte el precursor de la independencia,  bajo el asedio voraz de las  ratas. Finalmente, en el trabajo de  Miguel Rodríguez Sepúlveda la transpiración de los ejecutantes va borrando de sus cuerpos los rostros dibujados de Simón Bolívar, José Gregorio Hernández, el Cacique Guaicaipuro, María Lionza y otras figuras distintivas  de la cultura local. 


Imagen cortesia El Anexo. Taga Bandera madre. Juan José Olavarría

Si, como señala el historiador Tomás Straka,  nuestros antepasados se refugiaron en el honorable y ejemplar legado  de los héroes y los símbolos para contrarrestar las carencias de las repúblicas inconclusas1, las obras de estos creadores encarnan un presente desencantado donde los caudillos ya no son como dioses redentores. No hay aquí la gallarda avanzada de las huestes libertadoras ni la solemnidad de los festejos militares que gustaban pintar Martín Tovar y Tovar, Arturo Michelena y Tito Salas. Tampoco aparecen  los ademanes pomposos de la retórica oficial diseñada para ocultar las calamidades del presente detrás de las glorias  del pasado. Todo  lo que hay son imágenes de una historia estereotipada, sometida al escarnio del tiempo. Afiches y estatuas devenidas en alimento de roedores y aves; botas lustradas con saliva, falsos tatuajes y banderas de un ideal olvidado. Sólo son restos sin sustancia, vestigios de un mito que se desvanece.


























  

Los trabajos videográficos reunidos en esta exposición revisan el pasado sin nostalgia ni resentimiento. Su intención no es juzgar o enaltecer el relato épico, sino desenmascarar el mecanismo de reproducción cíclica que genera su perpetuidad ilusoria. En realidad, nada ha cambiado. La historia sigue girando en torno a la fijeza de las imágenes, aunque los nuevos  flujos de sensibilidad ya no sean tan permeables a su hechizo.  Sin embargo, la iconoclasia no es un antídoto seguro para tratar con la idolatría, sobre todo cuando se entiende que la imaginería épica asienta gran parte de su sentido y efectividad en la naturaleza y uso de los medios empleados. 

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[1] Straka, Tomás. La épica del desencanto. Editorial Alfa. Caracas, 2009 




miércoles, 8 de febrero de 2012

"La intolerancia ha generado procesos de `guetificación"

Entrevista publicada en el diario El Nacional del  06/02/2012
F'élix Suazo. (foto tomada de El Nacional)
El foro del lunes
FÉLIX SUAZO El investigador asegura que los artistas han creado nuevas bases.
Carmen Victoria Méndez

El director de El Anexo indica que el trabajo del circuito independiente del arte es titánico, y considera que la sociedad exige demasiado de un movimiento que ha tenido que reinventarse.
H ace cinco años que el investigador Félix Suazo decidió, junto con un grupo de amigos, abrir las puertas de sus casas para mostrar arte. Lo hizo sin expectativas comerciales, más bien para contribuir con el estudio de ciertas tendencias del arte venezolano, surgidas en los años setenta y ochenta, con las que la historiografía nacional tiene una deuda.

Así nació El Anexo, un lugar que aborda a la generación de Claudio Perna, Eugenio Espinoza, Héctor Fuenmayor, Antonieta Sosa y Diego Barboza, entre otros, pero también al arte contemporáneo.

"No es que estemos aferrados a una visión nostálgica de un pasado sino que creemos que gran parte de las producciones y experiencias que se nos presentan en la escena artística actual tendrían una explicación originaria justamente en estas proposiciones. Se trata fundamentalmente de mostrar y de reflexionar sobre lo mostrado", señala el también coordinador de Periférico Caracas.

­¿Cómo ha sobrevivido El Anexo, que funciona en un espacio doméstico, cuando hay lugares respaldados por instituciones y mercados que han desaparecido? ­Lo que pasa con El Anexo es que es un proyecto hecho desde el cuerpo y con el cuerpo. No surge pensando en los recursos que se tienen o en los que se podrían obtener a futuro, sino pensando en el capital intelectual y en los modestos recursos materiales que teníamos como equipo Nancy Farfán, Gerardo Zavarce, Zinnia Martínez y yo. Por supuesto, con el apoyo incondicional de unos cuantos artistas, entre ellos David Palacios, Juan Carlos Rodríguez, Juan José Olavarría, Deborah Castillo y Argelia Bravo, y otros que nos han ayudado en diversos aspectos que son necesarios no solamente para concebir una exposición y ponerla en escena, sino también para conceptualizarla, discutirla y profundizarla. Como surge desde el cuerpo simplemente va creciendo y avanzando con nosotros. También hemos tenido una gran receptividad de los medios y de otros colegas del campo que muy respetuosamente nos han apoyado con su complicidad, indicaciones y sugerencias.

­Pareciera que toda la escena contemporánea descansa sobre el circuito independiente. ¿No es algo desproporcionado? ­El trabajo del circuito independiente es titánico. Se basa en la iniciativa y en la convicción de quienes lo hacen más que en la potencialidad y oportunidades reales que existen. Estamos en un país que lleva varios años de control de cambio, lo cual incide en la circulación de las obras y en el desplazamiento de muchos de los artistas que tratan de movilizar sus instituciones y propuestas.

Ellos están asumiendo políticas de responsabilidad social a cuenta y riesgo propio.

Los instrumentos jurídicos de responsabilidad social no ofrecen suficientes beneficios ni ventajas al sector artístico y eso hace que el trabajo de estas instituciones sea forzado. Además, la intolerancia ha generado procesos de `guetificación’ y `autoguetificación’ injustificados.

­¿Se trata de un problema institucional o creativo? ­La cultura es justamente el encadenamiento de los elementos y rituales que se tejen en torno a sus instituciones y, por supuesto, a sus prácticas.

La obra de arte está directamente relacionada con una institucionalidad activa pero fracturada, que uno no puede decir que ha sido inexistente pero que en muchos aspectos ha dado la espalda a un horizonte importante de esas creaciones. Hablo tanto de instituciones oficiales como de instituciones privadas.

En ellas los creadores hacen gran parte de su trabajo con sus propias energías y fuerzas, hasta donde pueden.

Entonces tenemos un panorama artístico en el que unos medios se han impuesto sobre los otros, especialmente el fotográfico y el audiovisual, y en el que hay una cierta inclinación hacia los lenguajes que depositan gran parte de su legitimidad y efectividad en la conceptualización. Por otro lado, hay una serie de producciones vinculadas con los medios tradicionales con incidencias de las prácticas artesanales o de la decoración en el espacio del arte.

¿Qué tenemos entonces? Una aparente normalidad, que es lo que la gente lee o interpreta como un agotamiento o como la ausencia de un punto de quiebre con respecto a lo que se ha hecho anteriormente.

­Algunos críticos señalan que la escena está estancada, que es reiterativa, que la proliferación de las colectivas no es un buen síntoma.

­Hoy estamos hablando de lo que creemos que está sucediendo con el arte y no lo estamos viendo en su devenir, en una década en la que el movimiento artístico local se ha tenido que reinventar, ha tenido que crear nuevas bases en un siglo emergente también y en un país que ha sufrido modificaciones traumáticas, que ha tenido que abrirse hacia otras formas de institucionalidad, más independientes. Quizás le estamos pidiendo demasiado al movimiento artístico, que ha tenido que reposicionarse, ganar otros espacios, que en parte le fueron negados por la institucionalidad oficial ­por aquellas directrices de que no se hacían individuales o de que todas las exposiciones debían tener algún tipo de interés o sesgo ideológico­.Creo que vivimos en una sociedad fatigada, que se acostumbró a la dinámica de la producción, de la inmediatez y de la novedad y que está pidiéndole al arte más esfuerzos de los que ya está haciendo. Si uno lo ve desde el punto de vista de qué hay de nuevo desde el año pasado, evidentemente no mucho. Pero si uno lo ve como la culminación de un proceso de reinvención, creo que estaríamos en un punto de inflexión hacia una visión autocrítica. Hay que ver esa crisis de cara a las expectativas de la sociedad y lo que ésta pide. Algunos solicitan entretenimiento, otros reflexión crítica y unos lo más excelso y puro. Del otro lado están los propios productores del arte y los circuitos de distribución artística, que tienen que ver qué es lo que le están ofreciendo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Ivan Amaya: Videoentrevista


Ivan Amaya nos habla de la muestra fotográfica "Ciudades de arriba". Individual del artista presentada en nuestro espacio durante los meses de diciembre 2011 y enero 2012.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Anexo estuvo en Art Basel Miami 2011

Este año por primera vez representantes de El Anexo/Arte Contemporáneo visitamos Art Basel Miami Beach, con la idea de conocer esta vitrina del arte contemporáneo actual y acercarnos a las tendencias, artistas y galerúas que allí se hacen presentes. 
Coincidiendo con la celebración de los diez años de la feria, uno de los encuentros más gratos, como venezolana, fue la conversación que tuvimos durante unos minutos  con nuestro gran artista Carlos Cruz-Diez quien participó con una intervención del paso peatonal frente a la sede principal de esta feria.
Creo que es muy importante su presencia en la feria pues contribuye a que su obra traspase las fronteras de nuestro país y este es uno de los mejores escenarios para que así sea. La feria se desarrolla en un lugar muy accesible y hay  una integración en toda la ciudad, donde se celebran muchos eventos todos relacionados con la feria de Art Basel, que sería como el centro de todas las actividades. Las galerías están dispuestas a recibir al visitante aunque no estén dentro de la feria, diría que es una fiesta para Miami Beach.
El programa de la feria abarca una gran cantidad de galerías de todo el mundo, incluyendo muchas latinoamericanas que presentan, algunas  con mucho cuidado en cuanto a la calidad de las obras y artistas presentados y otras me parecieron un lugar común. Poquísima o ninguna presencia de las galerías nacionales, no así de obras de venezolanos, pues pude ver obras del mencionado Cruz-Diez, así como de Jesús Soto. Entre las obras destacaba no solo por el olor sino por el colorido y el espacio tomado la de brasilero Paolo Nazareth, con un carro lleno o mejor atiborrado de cambures que salían por las ventanas, muy pintoresco como sí se tratase de los camiones que llaman a las personas para que compre  plátanos o cambures.
Otro artista que no quiero dejar de mencionar es el artista chino Ai Weiwei, desde que entre en el pasillo pude ver su obra “Árbol”, la cual toma mayor relevancia por su situación personal de perseguido del gobierno chino.
Y por supuesto siempre es muy confortante ver las obras de los grandes maestros universales Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Andy Warhol, Joan Miró, entre otros. Eran alrededor de 300 galerías y 2000 artistas.
La fotografía de gran formato se convirtió en la gran protagonista de la feria, sobre todo la de los artistas chinos.
En general la presencia de videos y todo lo referente al arte multimedia no tuve el tiempo suficiente para dar una opinión objetiva, pero prometo para el año que viene sí dedicarle un poco más, aunque creo que no era para nada la atracción de la feria.

Nancy Farfán
Miami Beach, 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

Ivan Amaya inaugura "Ciudades de arriba"


El próximo domingo 20 de noviembre el espacio El Anexo / Arte Contemporáneo de San Bernardino, inaugura la exposición Ciudades de arriba, primera individual de Iván Amaya. La muestra, compuesta por 40 piezas fotográficas,  propone un registro sistemático y exhaustivo de la arquitectura informal de los cerros capitalinos y otras localidades del país donde el ingenio constructivo funciona como paliativo frente a las necesidades de vivienda de los sectores populares.

Más allá de su precaria apariencia, estas edificaciones configuran modos alternos de construir y habitar la ciudad contemporánea en medio de una realidad saturada de contrastes, al tiempo que delinean una estética de lo fragmentario, basada en la combinación de materiales recuperados de diferente consistencia como cartón, plástico, madera, anime y zinc, entre otros .  

En tal sentido, “Ciudades de arriba” se coloca en un intersticio paradójico donde conviven la austeridad material y el sentido estético. El conjunto se organiza a partir de tres ejes de interés que reseñan visualmente los espacios exteriores (fachadas), el ámbito interno (dormitorios, cocinas, salas) y diversos detalles. En ellos la elocuencia gráfica se impone sobre los aspectos narrativos, caracterizándose por su neutralidad subjetiva y metódica ortogonalidad.  

Iván Amaya  (Caracas, 1968) obtuvo la licenciatura en Artes Plásticas, Mención Artes Gráficas, en el Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón en 2006 y realizó un Diplomado en Fotografía en el Centro Nacional de la Fotografía en 2009. En 2011 presenta su primera muestra individual bajo el título Ciudades de arriba en El Anexo / Arte Contemporáneo. Entre las principales exposiciones colectivas en que ha participado se encuentran:  Fotofía 2011 / Expedientes (Secadero 5. Parque Cultural  La Trinidad, 2011),  Miradas de Europa (Centro Cultural Chacao, 2010), Fotografía Emergente (CELARG, 2010), Venezuela y Acciones Locales (Centro Cultural Chacao, 2010), Cartas del Barrio (Museo Jacobo Borges, 2007), I Bienal Internacional de Fotografía (Museo Alejandro Otero, 2006). 

sábado, 22 de octubre de 2011

Suwon Lee/ Paraiso Artificial

Las descripciones iniciales del nuevo mundo realizadas por Cristóbal Colón dibujan el paisaje de una naturaleza abundante y cornucopia, así lo deja plasmado el navegante europeo a través de sus Diarios de viaje: 12 de octubre de 1492: Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. 
La diversidad del paisaje natural representaba, a los ojos de los viajeros, un claro indicio que éstos se hallaban frente a un escenario de los tiempos adánicos, la edad de oro, el paraíso perdido. Así, en su tercer viaje, ante la magnitud del caudal y raudal de lo que hoy es el río Orinoco, Colón creyó estar próximo al paraíso: Grandes indicios son estos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de estos santos e sanos teólogos y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así adentro e vecina con la salada; y en ello asimismo la suavísima temperancia. Y si de allí del Paraíso no sale, parece aun mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan fondo. Resulta innegable que para la mentalidad del navegante genovés, el nuevo paisaje natural guardaba similitud a lo que describe el antiguo testamento sobre el Edén: Y plantó Jehovah Dios un jardín en Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado. Jehovah Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer; también en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Un río salía de Edén para regar el jardín, y de allí se dividía en cuatro brazos. El nombre del primero era Pisón. Este rodeaba toda la tierra de Havila, donde hay oro. Y el oro de aquella tierra es bueno. También hay allí ámbar y ónice. Entonces, así quedó concebida —imaginada— nuestra geografía como una: “Tierra de Gracia”, no fuimos el nuevo mundo, sino el viaje de retorno, la ida al pasado, a fin de cuentas el paraíso siempre ha sido un artificio, una imagen especular, un deseo, un paisaje idealizado, representado y habitado, para contener lo humano a imagen y semejanza de lo divino, pero —paradójicamente—: expulsado, desterrado, abandonado del amparo del ser, entregado al devenir permanente. La expulsión del paraíso se convierte, de esta manera, en acto fundacional del viaje como empresa inicial de la modernidad; asimismo, el retorno, se convierte en el reverso sensible del este gesto iniciático, desde la Ilíada de Homero, o Las mil y una noche, no existe viaje sin deseo de retorno. Así, podemos concluir que todo paraíso es una invención, una proyección, una utopía para hacer del futuro vivo e incierto un pasado tranquilo e inanimado.
Las imágenes de Suwon Lee que integran la muestra “Paraíso artificial” hablan de este deseo que convierte el paisaje natural y urbano en escenario prodigioso, fantástico y simultáneamente frágil, endeble. Devela las costuras de nuestras pulsiones modernas: formales, populares, globalizadas, localizadas, masificadas, serializadas, capaces de erigir a Moisés portando las tablas de la ley, haciendo posible el milagro de abrir las aguas del mar rojo para conducirnos de la oscuridad de la esclavitud hasta la tierra prometida: nuestro paraíso artificial, nuestra imagen de república postal, nuestro paisaje mesiánico del siglo XXI. Paraíso artificial muestra nuestros oasis múltiples, estacionamiento paradisíaco de la fantasía petrolera de gasolina barata y rustiqueo 4 x 4, milenarismo vacacional con música a todo volumen y la ilusión de probar el pan sin el sudor de la frente. Todo paraíso es un artificio, el nuestro se erige en la evocación inacabada del Tal Majal como confluencia descontextualizada, entre las indias occidentales y su homónima del oriente medio. Igualmente, se hacen presentes las imágenes de los monumentos del antiguo Egipto, nada asombra sobre estos vestigios estáticos y chapuceros, exotismos de la periferia, orientalismo caribeño, nuestra tierra de gracia también es conocida como la Venezuela saudita y nuestro impulso moderno emprende regularmente su viaje retornando al pasado, lo nuestro es el retorno como ideal de futuro: acaso hay diferencia entre Tutankamón, que se exhibe en el Sambil, y la necrofilia como espectáculo propia de la exhumación de los restos de Bolívar, definámoslo sin complejo, nuestra modernidad desde Guzmán Blanco se caracteriza por residir en los estilos de la mampostería, no en la estructura que la sostiene. Entonces, “Paraíso artificial”, registra la mampostería, muestra nuestro bestiario de Tiranosaurio Rex propio de Jurassic Park; Oso polar propio de cerveza polar; ballena orca propia de liberen a Willie o de Orca la ballena asesina, nuestro paraíso está habitado por la fantasía inspirada en ser otra cosas, sucumbimos al síndrome de Michael Jackson, querer ser distinto al verdadero ser, o realmente somos la pretensión de ser otra cosa, siempre. Así, borramos nuestra memoria, yuxtaponemos nuestros paisajes, cada renovación urbana pretende borrar el pasado; total, el pasado no importa, la memoria no importa, la historia no importa. Nuestra proyección es regresar al paraíso perdido, retornar al jardín del Edén, para nosotros la memoria es la posibilidad de construir un paraíso artificial, emprender el viaje definitivo a la tierra de gracia que vieron los ojos de Colón y que agónicamente registra en su contingencia contemporánea las imágenes de Suwon Lee.

Texto de Gerardo Zavarce 

Si desean ver a la artista hablando de su trabajo, les dejamos esta video-entrevista a Suwon Lee.

Un recorrido por Sabana Grande con Suwon Lee (nota)

Detalle de la serie Boulevard de Sabana Grande
Desde Caracas, ciudad aborrecida y deseada, el paraíso se vislumbra como una
quimera imposible, sin lugar. No parece que en esta urbe de vértigo haya existido
alguna vez un pedazo de aquella socorrida “tierra de gracia” que avistó Colón.

Irónicamente, las expectativas del país promisorio hunden sus raíces en el
territorio yermo de una naturaleza perdida, tal como sucede por ejemplo en el
Boulevard de Sabana Grande, uno de los núcleos más concurridos del Distrito
Capital. En algunos tramos quedan aún las reminiscencias nominales a las plantas
endémicas del lugar: apamates, jabillos, mangos y acacias hoy inexistentes dan
nombre a varias calles y avenidas transversales. En vez de la llanura alfombrada
por la vegetación silvestre, lo que está es un potrero de adoquines por donde
circulan diariamente manadas de transeúntes. En lugar del jardín edénico, lo que
hay es un infierno asfaltado (si cabe la paráfrasis al título del libro rubricado en
1963 por Adriano González León y Daniel González) donde crecen los signos
edificados –torres, postes, comercios- de un porvenir que nunca llega. Del resto,
hay que conformarse con el fulgor extinto de los letreros de antaño, las vidrieras
salpicadas de polvo y los vestigios estructurales de la economía informal.

Suwon Lee recoge las paradojas y sinuosidades que configuran nuestro
imaginario urbano en sendos libros enrollados, impresos digitalmente sobre papel
de algodón, en cada uno de los cuales plantea un recorrido bidireccional por el
Boulevard de Sabana Grande a partir de fotografías realizadas en 2007, momento
en que acontece el desalojo de los comerciantes callejeros y el inicio de la
rehabilitación de la zona. Con la delicadeza perceptiva que caracteriza su trabajo y
con la ayuda de un ingenioso dispositivo diseñado para que las imágenes “rueden”
ante la mirada del espectador, la artista ofrece un testimonio exhaustivo y
multifocal del cambio fisionómico sufrido por este importante segmento de la
ciudad. Al mismo tiempo, Lee logra captar ese combate, aún inacabado, entre
la ruina y el esplendor, entre la pulsión destructiva y el orden recuperado, cuyo
sustrato se sostiene en las figuras modélicas del “paraíso perdido” y la “ciudad
ideal “.

La propuesta, enmarcada en la exposición “Paraíso artificial”, denota un fuerte
contraste con la serie de fotografías realizadas por la autora en el complejo
turístico Las aguas de Moisés, ubicado en el estado Sucre. Sin embargo, estos
mundos confrontados, espacial y temporalmente irreductibles, comparten un
sesgo común en tanto se proyectan desde el simulacro y la ficción, revelando
irónicamente la lógica cultural que los estimula.

Texto de Félix Suazo